Revista Científica Interdisciplinaria Investigación y Saberes, Vol. – 10 No. 2, mayo – agosto 2020,
e-ISSN: 1390-8146
origen colombiano, algunos son endémicos ya que nunca salieron de ese país, pero otros,
mediante el movimiento de material de siembra, se esparcieron a otros países de América
(Barros, 1980). Esta enfermedad ataca únicamente a los frutos del cacao (Theobroma cacao
L.) y de parientes cercanos como el bacao (Theobroma bicolor, Theobroma grandiflorum y
Herrania sp). En cacao puede causar diferentes síntomas o combinaciones de estos.
Esporádicamente aparecen frutos que aparentan estar sanos pero que internamente están
dañados, los cuales se reconocen por ser más pesados.
La moniliasis, es frecuente y tan severa que se considera como una enfermedad que
constituye uno de los factores limitantes de mayor importancia en la producción de cacao
en América. En Ecuador y Colombia se ha informado sobre pérdidas que van desde el 20
hasta el 80%. Su efecto es muy dañino en la producción de cacao, siendo, comparable
al causado por Phytophthora palmivora (mazorca negra).
La severidad del ataque de la monilia depende de las condiciones climáticas, la cual varía
anualmente y entre lugares de cultivo. El hecho de que en Ecuador la monilia sea una de las
enfermedades más severas del cacao, en comparación con P. palmivora (relativamente de
poca importancia), sugiere que las condiciones del clima que favorecen a ambas
enfermedades son diferentes. Aparentemente, las temperaturas altas son más propicias
para la diseminación de la monilia (Barros, 1980).
En Ecuador la moniliasis del cacao se detectó en el año de 1914 (Barros, 1980); fue descrita
por primera vez en el año de 1916 (Suárez, 2009). La región de Quevedo, en Ecuador, era
considerada como el centro de origen de esta enfermedad
(
Phillips, 2006); sin embargo, se
ha reportado que esta grave enfermedad se originó en Colombia hacia el año 1800; desde
entonces se ha dispersado en once países sur y centroamericanos productores de cacao
(Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala,
Belice y México), ocasionando grandes pérdidas en la producción y el abandono del cultivo
por miles de productores a lo largo del continente americano, situación que ha causado
efectos negativos en la comunidad de cacaocultores y en estos agro-ecosistemas (Suárez,
2009).